Sunday, October 16, 2005

Las cinco personas que encontrarás en el cielo

Algunos meses atrás conocí la obra de Mitch Albom a través de su libro “Martes con mi viejo profesor”, un libro delicioso y lleno de lecciones de vida, que a mí me ayudó a cambiar mi perspectiva de la muerte, ya que a través de tantos consejos y de tantos tesoros acumulados en ese libro, pude ver la partida del Abuelo como algo natural, como una consecuencia de una vida que hasta el último minuto estuvo llena de amor y no sólo eso, sino que también supo prodigar amor.
Hoy me encuentro con otro libro del mismo autor “Las cinco personas que encontrarás en el cielo”, al inicio me confunde un poco, y creo que no sólo a mí, pues cuando un libro empieza por el final uno siente que ya todo está dicho, sin embargo la maestría de Mitch para transportarnos del presente al pasado, nos hace ir descubriendo detalles en la vida de Eddie para acercarnos poco a poco hacia ese inicio – final que nos permite darnos cuenta de que todo en esta vida son hechos concatenados, en el que una cosa lleva a la otra y es imposible vivir sin tener una consecuencia de vida, sin influir en otras personas, sin dejar una huella, por más imperceptible que creamos que sea.
Ojo entonces con todas esas acciones que realizamos, ojo también con todo aquello que no hacemos por desidia, y sobre todo, apreciar nuestra vida en su justa medida, porque las cosas que hacemos y el lugar donde estamos, es donde debemos estar, y donde podemos mirar hacia nuestro interior para encontrar la auténtica felicidad.

"Y colorín colorado..."

Hace una semana un libro pequeño se cruzó en mi camino, he de reconocer que me llamó la atención desde el título: “Y colorín colorado, este cuento aún no ha acabado”, y me sumergí en su lectura para atraer a Morfeo por las noches… en el primer capítulo me di cuenta de que todos los cuentos de hadas han estado equivocados desde un principio, pues nunca antes hube encontrado una princesa que quisiera dictar su destino, dictárselo literalmente al escritor que hacía vanos esfuerzos por continuar con un cuento que de no ser por la princesa “subversiva” como la he llamado, hubiera terminado en unas pocas páginas.
También noté que las princesas están encerradas en castillos, custodiadas por dragones del miedo, olvidadas de su infancia y de las cosas que las hacían felices, porque llega un momento en que no pueden seguir retozando por los jardines de palacio, ya que deben ajustarse a un molde que marca que todas las princesas deben ser de cierta manera.
Pero la princesa Odái lo tenía todo muy claro, ella no dejaría que nadie más dictara su vida y al mismo tiempo sería lo suficientemente valiente para afrontar las consecuencias de sus impulsos y sus decisiones.
Reconozco que reí mucho con la princesa, pensé mucho también, y por último me descubrí a mí misma, no ya como la princesa asediada por el dragón del miedo, sino en un proceso de descubrimiento, de toma de decisiones, de saber que por cada acción hay una reacción, una consecuencia… y ¿saben qué es lo mejor de todo esto? Que estoy dispuesta a afrontar las consecuencias y a forjar día a día, a cada instante mi camino, mi destino para llegar a ser lo mejor que pueda ser con todos los talentos que he recibido.
Así que si algún día les han dicho princesitas, no está de más que lean este librito…
“Y colorín colorado, este cuento aún no ha acabado”.