Wednesday, August 17, 2005

Amarse con los ojos abiertos

Amarse con ojos abiertos
Atendiendo a la sugerencia de mi psicoterapeuta cibernética, me decidí a leer por primera vez el libro “Amarse con los ojos abiertos” de Jorge Bucay y Silvia Salinas. No sé bien qué fue lo que me motivó a comenzar a leerlo, y me enganché de una manera insospechada, de tal forma que en menos de una semana lo leí de cabo a rabo y me encontré con que hay muchas ideas y mitos alrededor de la construcción de una pareja, y “pedrada tras pedrada” fui adentrándome en los conceptos casi revolucionarios que se plantean en esta novela.
En algún momento vino a mi mente esa trillada frase de buscar “Mi media naranja”, pero entonces me di cuenta de que si yo me consideraba una mitad y buscaba otra mitad, jamás podría verme a mí misma como un entero que no necesita de otra persona para ser plenamente.
Leyendo estas mismas ideas reflejadas en el libro, caigo en que tras más de 8 años, la razón probable de no haber tenido otra relación de pareja, sea que no he sabido verme como un entero, que no he sabido descubrirme a mí misma, que no he podido dejar de lado la personalidad que me he forjado a lo largo de mi vida para tratar de “agradar” a los demás (como lo dice Laura en el libro).
Entonces el primer paso de un futuro encuentro con otro ser en plenitud es definitivamente descubrirme totalmente, encontrarme, comprenderme, conocerme para poder entonces amarme y permitirme encontrar una persona con la cual compartir lo que soy.
Todavía no me queda muy claro cómo debe ser una relación de pareja, pero creo que no debo establecerme un ideal, pues cualquier hombre que encuentre tarde o temprano se alejará del ideal que he construido e irremediablemente terminaré separándome de él por que no cumple las altas expectativas que me he fijado.
Así pues, retomando a Marguerite Yourcenar, quien inspiró de alguna manera el título de este libro, propongo no amar ciegamente, con los ojos cerrados, sino amar y ser amada con locura, con los ojos bien abiertos para percibir la cantidad inmensa de maravillas que hay a mi alrededor.
Escribo esto con el sincero deseo de irme descubriendo poco a poco ante mí, primero y después ante quien se deje (pero conste que no es amenaza). Sólo deseo que al irme descubriendo no me asuste de quién soy, sino más bien, me fascine con la idea de ser yo misma y seguir adelante en un gran camino por descubrir.
Por cierto, gracias Pris por recomendarme tan excelente libro.

Monday, August 08, 2005

El Hombre que Escucha

El Hombre que Escucha
Hace un par de semanas me encontré en la biblioteca de la casa un libro que me llamó la atención por su nombre “Sólo él sabe escuchar”. Lo tomé entre mis manos y pensé que los lunes que tengo poco trabajo me dedicaría a leerlo.
Al abrirlo, me encontré con que había leído ese libro tiempo atrás y que lo había disfrutado muchísimo, porque cada historia era una invitación a acercarse a ese santuario donde “El Hombre que Escucha” estaría esperando pacientemente a que cada alma atribulada llegara a contar sus problemas, o simplemente a desahogarse de los ires y venires de la vida.
El Hombre que Escucha, es una persona que habla poco, pero cuando habla su contundencia es tal que muchas veces uno siente que está imaginando las cosas, porque normalmente encarar la verdad y darse cuenta de lo que uno está haciendo es muy difícil, aunque la mayor parte de las veces, la respuesta está en uno mismo.
Quien escucha es una persona valiosa porque está dispuesta a dar su tiempo a los demás, a “prestar oreja” ante quienes tienen algo (o mucho) que contar. Yo no me comparo en nada a El Hombre que Escucha, pero en la medida de lo posible trato de abstraerme de la realidad y de las prisas cotidianas para poder prestar oreja a la gente que lo necesita, no siempre lo logro, pero trato de hacer mi mayor esfuerzo.
Ojalá podamos convertirnos en hombres y mujeres que escuchan, no tanto lo que se encuentra al exterior de nosotros, sino también lo que habla nuestro interior.